Todo en mí está cambiando

Todo en mí está cambiando, el color de mi pelo es diferente, el otro día cepillándolo, entre un mechón apareció uno de un color completamente contrapuesto al resto, dando aviso de su rápida invasión. Los pies ya no me duelen tanto, decidí bajar de escalón y un número más hace que en mi caminar simplemente me sienta más cómoda y segura. Los kilos de más posados, en tripa y cadera, realmente deje de mirar, ahora me siento perfecta por dentro y entiendo que el exterior simplemente hay que cuidarlo por salud, no más. Los estados siempre me balancean, sintiendo no poder controlar unos y a la vez que mis quiebros hacen que otros vayan tomando equilibrio, contraposición y alguna que otra vez están en lo más alto, alegres, eufóricos, descontrolados, justo esos son los que hacen que todo sea único. Otros días sin embargo no soy capaz de levantarlos, empujarlos, subirlos hasta alturas insospechadas, pues se mantiene sujetos, por limitaciones, compromisos, obligaciones, sentimientos negativos, injusticias, decepciones, en fin opresiones que me mantienen presa de mi propio cuerpo, encerrando pensamientos en mi mente, sustituyendo mis ganas en olvidos, evaporando deseos por hacer y decir, pensando en un: «déjalo estár, tal vez mañana».
Vivo en un estado de guerra continua, con todo y todos los que sujetan mi no libertad, siendo consciente de que yo misma soy la que realmente decide los cambios, elijo el camino.
Ahora y con el paso del tiempo, miro de otra forma esa puerta cerrada con la llave puesta, esa que al abrirla te lleva hacia otro lugar, quizás no tan lejano de aquí, quizás salir, correr, volar, soñar, luchar por alcanzar cosas no sea tan malo, realmente no daña a nadie, no limita otras vidas, porque se que realmente la única importante sea la mía propia.
A mi «Pensando pienso», hoy me gustaría añadir, «Pienso, luego existo». Sara ct.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *