Para mi mamá.
Hoy, para mí es un día más, porque madre se es todos los días, desde ese primero que sientes dentro de ti lo que es traer al mundo otra vida, le siguen esos inolvidables 9 meses, o 8 en mi caso, en los que se apodera de ti un miedo jamás sentido, creyendo que no sabrás, de pensar si podrás. Pero le siguen 40 semanas, y en cada una, miles de sensaciones increíbles dentro de ti, indescriptibles, y en ese proceso, la más bella transformación de una mujer, no solo en su cuerpo, sino en su interior, en su mente. Ser madre, traer a un hijo al mundo, es la mayor creación, es un milagro, es sentir dentro de una misma el latido de dos corazones, es sentir el latido de una vida dentro de otra. Ser madre es mirar por primera vez la mirada más bonita del mundo, esa primera que jamás olvidaras, es sonreír como jamás sonreíste, y sentir el amor en su estado más puro. Ser madre es crecer con cada llanto, con cada sonrisa, es estar conectado en su estado más puro a la sensación de supervivencia, sentirte dueño de la vida de otro, porque simplemente sin ti podría morir. Es lucha, constancia, rutina, un cambio de vida. Pasas del yo al nosotros en cuanto lo tienes en tus brazos. Ser madre es lograr el mejor de los títulos, es adquirir todos los trabajos juntos, cocinera, cuenta cuentos, taxista, enfermera, psicóloga, maestra, … Ser madre es ser la mayor fan de alguien, siempre positiva, animando a que consiga todo, apoyándole en cada intento, en cada acercamiento, en cada fracaso. Es ser maestra en paciencia, en motivación, en constancia. Ser madre es vivir recibiendo regalos a cada instante, a través de esos miles de gestos que solo un hijo te sabe dar. Es vivir emocionada con cada pequeño logro, con cada meta alcanzada, es pintar sonrisa a las lágrimas. Ser madre es abrazar los miedos, proteger de peligros, es todo. Gracias mamá por estar siempre, por guiarme, por abrazar mis miedos, por creer en mí, por animarme a conseguir todo, educándome siempre con un tu puedes, por respetar mis decisiones y recojer mis caídas, por ser todo, mi maestra, mi amiga, mi confesora, mi compañera de vida, por ser lo más grande, mi madre, sin duda para mi la mejor. De ti lo aprendí todo, a observar la vida, pero aprendí a vivirla por ti, por mí, por nosotras, sobreviviendo a todo y todos. Luchando con el único objetivo de aceptarse, nunca rendirse y sobre todo ser feliz. Te amoooooooo y lo sabes. Mamá quiero ser igual que tú, y a la vez todo lo contrario. Que contradición. Sara y.