Ejercicio 7

TEXTO DE CRISTINA

Estábamos sentadas en el suelo, en medio del salón vacío, cuando Leonor habló….
Parecía que no iba a ocurrir. A sus 2 años de edad, por fin se decidió.
¡Y qué dicción!. ¡Qué uso del lenguaje! Nadie esperaba que de esa boca de Blancanieves articulase la genial frase que a veces rememoro en el silencio de algunas noches.
¡Cuánto la echo de menos!
Recuerdo sus sonoros monólogos, en el recibidor, a modo de bienvenida siempre que llegaba del colegio. Algunos eran tristes, otros cargados de jolgorio, pero siempre dejaba su chispa de humor, que te hacia soltar una improvisada carcajada.
Ahora, sus peyoratas tienen otra dinámica. Al teléfono, se la ve seria, más madura, y cuánta sabiduría rebosan sus palabras.
Iguales que las primeras:
» ¡Mamá, me pasas el mando por favor!».

TEXTO MODIFICADO POR SARA CT

Estábamos sentadas en el suelo, en medio del salón vacío, cuando Leonor habló….
Parecía que no iba a ocurrir. A sus 2 años de edad, por fin se decidió.
¡Y qué dicción!. ¡Qué uso del lenguaje! Nadie esperaba que de esa boca de Blancanieves articulase la genial frase que a veces rememoro (recuerdo) en el silencio de algunas noches. ¿Qué frase era?
¡Cuánto la echo de menos!
Recuerdo sus sonoros monólogos, en el recibidor, a modo de bienvenida siempre que llegaba del colegio. Algunos eran tristes, otros cargados de jolgorio, pero siempre dejaba su chispa de humor, que te hacia soltar una improvisada carcajada.
Ahora, sus peyoratas tienen otra dinámica. Al teléfono, se la ve seria, más madura, y cuánta sabiduría rebosan sus palabras.
Iguales que las primeras:
» ¡Mamá, me pasas el mando por favor!».
Leonor tardo en hablar pero desde que lo hizo era su mayor virtud, su mayor encanto, te conquistaba con tan solo una de sus acertadas frases cargadas siempre de sabiduría. Desde muy pequeña se sentaba en el suelo de aquel salón y pasaba horas y horas, soñando, imaginando, viviendo miles de vidas dentro y fuera de aquella pequeña estancia. Siempre sabía utilizar la palabra correcta en el momento oportuno y nunca dejaba huella de daño en ellas. Eso era antes, ahora ya no. La enfermedad por la que estaba pasando la esta dejando sin apenas recuerdo de  palabra alguna con la que expresar, con la que decir. Vuelve a ser aquella chiquilla de dos años, en el cuerpo de una mujer sabía, al oírla hablar vuelven mis recuerdos de cuando era niña, de cuando tarareaba las vocales y decía del tirón e abecedario. !Qué recuerdos del ayer¡. Qué de recuerdos del hoy, pues de nuevo tiene que comenzar ha aprender a hablar tras toda una vida hablando. Comenzamos con frases cortas, como: ma-ma-me-pa-sas-el man-do-por-fa-vor. La ha costado tanto, pero ahora tras un largo tiempo vuelve a pronunciar palabras y si cabe más sabías y acertadas que las de ayer.

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