Culpable

Que culpa tiene el corazón de ser tan débil, a él no se le puede enseñar, obligar, negar y menos guiar. Tan solo podrás escucharlo, curarlo y protegerlo. Nunca podrás frenar sus latidos que unos días notaras débiles, cuando llora, y otros latirá fuerte, muy fuerte, cuando sonría dentro de ti. De nada vale hacerlo callar, frenar su ritmo, querer a base de razón silenciar su sentir ciego y su necesidad por llegar a querer más y más cada día a quien ya ama, por quien ya late. Sara y.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *