15-05-2015 Pequeña reflexión

Definitivamente mi viernes ha sido increíble. Día de grandes lecciones, de ponerme al límite, de casi llegar a llorar de la emoción al escuchar un relato conmovedor que me deja de nuevo con la idea de que mi nuevo camino por fin es el adecuado, sintiéndome grande con tan solo lograr ver sonreír a alguien que hace años no lo hacía. Viernes de cambios y tomas de decisiones.
Hay días en los que el destino me hace volver a situarme frente a cosas y personas, volviendo a hacerme sentir débil ante ellas. Las veo y no puedo no pararme en seco, reflexionar haciéndome de nuevo la pregunta de por qué?¿.
Sé que los días están en continuo movimiento y hacen de lo cotidiano, de esos pequeños detalles, lo mejor que me pudo pasar. Días en los que da igual lo que pudo ocurrir pero no lo que te pudo pasar, lo que puede que llegarás a sentir. Y es que cada momento hay que apreciarlo, hay segundos que son simplemente vitales, esenciales para hacerte parar, frenar, y pensar, pensar y pensar en por qué la vida te pone enfrente de esas cosas una y otra vez, por qué?¿; qué logra decirme?¿, qué quiere hacerme sentir?¿, a qué conclusión me quiere llevar?¿. 
Cada día me resulta más difícil responder a esas miles de cuestiones, y a la vez me resulta más fácil ponerle nombre a mis emociones, esas que siento ante sucesos y personas. Emociones quizás tristes en su mayoría, podréis pensar (y pensáis por los comentarios que me llegan), pero eso no depende de mis letra, sino de lo que tú sientes al leerlas, pues es inevitable no sentirte reflejado en muchas, mezclar lo que tu sientes a lo que yo plasmo, siento y transmito. Difícil descifrar si no me conoces, si no miras dentro de mí. Lo plasmo todo, lo saco, lo muestro y dejo huella visible de ello. El sentido de poner nombre a mis emociones y estados es algo que para muchos no tendrá sentido, pero es el único modo en el que puedo lograr verlos desde otro prisma y el único en el que puedo aprender de ellos.
Muchas noches me siento y leo trocitos de lo que escribí ayer, lo del año pasado, lo de antes de ayer, y en conjunto veo en mis textos gotas de mí, pedacitos de mi mente y corazón dispersos en miles de palabras, en miles de letras, en miles de frases. Puede que unas te parezcan hirientes, tristes, dolorosas, otras alegres, burlonas y conmovedoras. Todas esas gotitas que recupero de mis textos llenan ya un baúl invisible de palabras que al sacarlas se convierten en sentimientos y en piezas de un puzzle, que por dibujo lleva mi corazón. Encontrarás piezas rotas, piezas unidas para siempre, irrompibles, piezas que ya no están por más que buscas y buscas, piezas agrietadas, dañadas, a las que les puede faltar un trocito ese que ya nunca podrá ser reparado, pues se lo llevo el tiempo a un lugar lejano. Piezas que al unirlas forman un corazón que late fuerte y si logras unir ese puzzle aun pudiendo faltar alguna que otra pieza, podrás ver y sentir mi latir, mi pensar, mi estado, mi emoción, mi parecer. Puzzle delicado y complicado de unir, y sé que a la gente le cuesta ver, puzzle que me dibuja, pero que no llegas a comprender pues no sabes el ritmo con el que es escrito, ni nunca sabrás a quién va dirigido, pues aunque pienses en una persona, puede que no vaya para esa y si para otra haciendo cambiar el sentido al mensaje, porque para descifrar un texto lo primero que has de saber es su destino, por lo que es difícil de llegar a ver ese fuerte corazón por mucho que quieras imaginarlo, pues hasta que no logres formarlo casi por completo y puedas latir al unisono su mismo ritmo te será simplemente imposible llegar a mí. Saract.

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